El colon irritable, también conocido como el síndrome de intestino irritable (SII), es una patología que afecta al 10-15 % de la población en las sociedades occidentales. Afecta más a mujeres que a hombres y suele tener origen en edades relativamente tempranas.
El colon irritable o síndrome de intestino irritable es el más común de los trastornos gastrointestinales funcionales, y está ligado de forma importante a factores psicológicos como la ansiedad y la depresión. El colon irritable es una enfermedad de tipo crónica y recidivante, es decir, con brotes o episodios recurrentes en el tiempo, que pueden cursar con diarrea o estreñimiento. Además, cursa con dolor abdominal y cambios en el ritmo intestinal. Las personas que padecen colon irritable sufren de forma frecuente meteorismo y distensión abdominal, debido a un aumento de la producción de gases intestinales.
No es una enfermedad que tenga un mal pronóstico, pero los problemas derivados del colon irritable afectan a la calidad de vida de la persona que la sufre.
Medidas de control del colon irritable
Los tres pilares básicos para mantener a raya los síntomas del colon irritable se fundamentan en la dieta, estilo de vida y control del estrés.
Dieta para el colon irritable
En el tratamiento nutricional del colon irritable se conoce la eficacia de la restricción o disminución de la ingesta de alimentos que forman parte del grupo FODMAPS. Se conoce por FODMAPS a aquellos carbohidratos fermentables de cadena corta, presentes en los alimentos vegetales. El término proviene del inglés (Fermentable Oligosaccharides, Disaccharides, Monosaccharides and Polyols) y engloba oligosacáridos, disacáridos, monosacáridos y polioles. Los FODMAPS atraen agua y provocan una fermentación en el colon que lleva a las conocidas hinchazones y dolor abdominal. Se encuentran en frutas, miel, lácteos, trigo, cebolla, ajo, alubias, lentejas y edulcorantes artificiales.
Sin embargo, esta medida tiene sus limitaciones, ya que supone una alta restricción de alimentos, que llevaría a posibles deficiencias nutricionales. Además, se requiere un seguimiento adecuado por un profesional sanitario, ya que puede provocar una reducción significativa de la microbiota intestinal.
En cualquier caso, son útiles algunas recomendaciones generales en cuanto a la dieta, tales como:
- Evitar el consumo excesivo de grasa y aumentar el de carbohidratos.
- Aumentar el consumo de fibra en caso de estreñimiento y de manera gradual, y que en algunas personas pueden agravarse los síntomas.
- Evitar el consumo de irritantes como el alcohol, chocolate, café, edulcorantes artificiales.
- Evitar el consumo de alimentos productores de gases como alubias, repollo, brócoli o coliflor.
- Evitar el consumo de algunos alimentos lácteos como el yogur, queso bando, leche y bebidas carbonatadas.
- Repartir las tomas de las comidas de tal forma que sean varias, 5 o 6, y en poca cantidad. En las ingestas, comer con tranquilidad y a una misma hora establecida.
- Asegurar la ingesta diaria adecuada de agua, en torno a 1,5 – 2 litros.
- El consumo de probióticos podría ayudar a aliviar los síntomas de hinchazón, gases y diarrea ya que las bacterias beneficiosas compiten con las que no nos interesan por ser perjudiciales.
- Es recomendable utilizar un diario para apuntar las comidas realizadas cada día, y anotar qué alimentos provocan molestias y cuáles no.
Estrés y estilo de vida
La terapia de comportamiento tiene un impacto positivo en las emociones del individuo así como en su comportamiento al tratar de evitar los pensamientos negativos y catastrofistas por otros más focalizados en lo positivo. Otras técnicas de reducción de estrés como la práctica de yoga, han demostrado su efectividad en el mismo plano.
La hipnoterapia tiene un mecanismo eficaz contra los síntomas del colon irritable. Sin embargo, se desconoce a día de hoy el modo exacto de actuación. La hipnoterapia es una intervención en la que la sugestión juega un importante papel y se usa para deshabilitar esas zonas cerebrales con alta actividad susceptibles de ser el origen de la enfermedad, al tiempo que se activa las zonas del subconsciente general. De esta forma, se eliminan mecanismos negativos de unión cerebro-intestino, a través del que surgen estos episodios relacionados con la ansiedad general.
Es importante asegurar una adecuada higiene del sueño durmiendo las horas suficientes, y así asegurar un correcto descanso.
Ejercicio físico
No podía faltar el ejercicio físico como modo de estimulación del intestino. El movimiento a través del ejercicio nos hace sentir mejor con nosotros mismos y ayuda a combatir los pensamientos negativos relacionados con la enfermedad de colon irritable. Un tiempo de 150 minutos a la semana de ejercicio aeróbico moderado es lo recomendado, como puede ser caminar a buen paso, ejercicios de bicicleta o natación.
Conclusión
Por tanto, las tres cosas más importantes a la hora de evitar los síntomas de la enfermedad son la dieta, el ejercicio físico y la gestión del estrés.
En general, se debe evitar todos los alimentos que supongan un estrés para el tracto digestivo, como los FODMAPS, alimentos irritantes y exceso de grasa.
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