El mercado de los alimentos listos para consumir, ready to eat o alimentos de V gama ha crecido de forma desorbitada en los últimos años. La industria alimentaria ha encontrado en la “prisa crónica” de la sociedad actual un filón del que sacar partido. ¿Nos rendimos ante estos productos ultraprocesados y platos precocinados?, ¿deberíamos rendirnos ante la importancia de cocinar para tener una buena salud?.
Entendemos por alimentos de V gama a aquellos productos que han sido elaborados, cocinados y envasados [1]. Para su consumo, simplemente deben calentarse. La falta de tiempo, junto con el desconocimiento gastronómico y quizás, la falta de interés, han hecho que, poco a poco, este tipo de productos se adueñe de nuestras neveras. Y es que calentarse unos canelones congelados para ver Masterchef es una paradoja cada vez más real.
En ocasiones, la tendencia actual roza lo absurdo: pasta con atún y salsa de tomate, lista para consumir. La receta oficial para aquellos días con prisa o que no te apetece mucho cocinar, ahora en versión ready to eat. Hemos pasado de gastar 10 minutos de nuestro tiempo en preparar este plato a gastar solo 5. ¡Menos mal que alguien nos ha liberado de tal sufrimiento! Esta es la tónica que poco a poco va invadiendo nuestros hogares.
En concreto, son los jóvenes de las sociedades modernas los más afectados por esta fiebre por los platos precocinados. Ya en 2008, Saba A. et al, concluyeron que quienes más recurrían en este tipo de productos eran los varones jóvenes. Por su parte, las personas de edad más avanzada, bien sea porque están más acostumbrados a cocinar y menos familiarizados con las comidas preparadas, o bien sea por que su situación de jubilados les permite disponer de más tiempo para cocinar, son las que menos recurren a este tipo de alientos. [2]
La consecuencia final es que la cocina tradicional ha ido perdiendo adeptos, quedando relegada en muchos casos a la comida de los domingos.
Problemas por no saber cocinar
Pérdida de autonomía
Si no sabes cocinar, eres dependiente. Dependiente, si tienes suerte, de algún miembro de tu familia. Si no tienes tanta suerte, tu alimentación depende de la industria alimentaria y hostelera. Esta falta de autonomía representa, sin duda alguna, un factor limitante para tu alimentación.
Pérdida de tradiciones
El cocinado de los alimentos es algo que ha acompañado al ser humano desde hace miles de años. Richard Wrangham en su libro “Catching Fire: How cooking made us human” presenta una interesante teoría sobre cómo el fuego y el cocinado de los alimentos han repercutido en nuestra evolución. Cocinar nos hizo humanos. Volviendo a algo más reciente, perder el hábito de cocinar impide que esa receta de croquetas de la abuela, o el guiso de los domingos de la familia, se vayan a perder con el tiempo. La importancia de cocinar y respetar y seguir estas tradiciones es responsabilidad de todos.
Comida menos saludable
La falta de habilidades culinarias se presenta como un fuerte predictor del nivel de consumo de alimentos precocinados. [3] No obstante, esto no es lo que más nos preocupa. El verdadero problema no reside en la falta de tiempo o en la falta de habilidades, sino en el tipo de productos preparados que escogemos. Tanto es así, que el consumo de comida preparada está significativamente asociado con el sobrepeso. [3] Diferentes estudios han analizado la relación entre la falta de conocimientos culinarios y el consumo de comida para llevar y comida rápida, y han llegado a resultados muy similares. [4-9] Otro ejemplo: en estudio de Dave et al. se encontró una fuerte asociación entre la aversión por cocinar y la frecuencia del consumo de comida rápida. [10]
Beneficios de saber cocinar
Alimentación más saludable
Saber cocinar y hacerlo de forma habitual no garantiza estar llevando una alimentación saludable, pero sin duda, ayuda mucho [11]. Aprender a cocinar resulta especialmente útil cuando tratamos de empezar a comer más sano o cuando tratamos de seguir un plan de alimentación, sea cual sea su objetivo. ¡Hay vida más allá de la pechuga de pollo a la plancha con ensalada! Se pueden hacer platos realmente sabrosos con alimentos de calidad.
No obstante, debemos matizar que tener habilidades culinarias no garantiza que nuestra dieta sea equilibrada y saludable. Es necesario controlar otras variables como la elección de la materia prima, la previsión, la planificación del menú, las técnicas culinarias, etc.
Ahorrar dinero
Si constantemente dependes de restaurantes por falta de tiempo/ganas/conocimientos para cocinar, te aseguro que comprar la materia prima y prepararla tú mismo, te saldrá más barato. ¿Comes habitualmente platos precocinados? Puedes pensar que comprarte una crema de verduras ya preparada por algo más de dos euros, o una pizza congelada por 3 euros, te está saliendo realmente barato. La realidad es otra. Si compras las hortalizas para cocinar esa misma crema, te gastarás un poquito más pero tendrás para varias raciones.
Despreocuparte de las etiquetas
Las materias primas, los alimentos de verdad, no llevan etiqueta. Comprando verduras, legumbres, carnes, pescados y huevos y preparándolos tú mismo, no tendrás que lidiar con el enrevesado etiquetado de los productos procesados.
Gozar de un momento de desconexión
En un mundo donde vamos corriendo a todas partes, no viene nada mal aflojar un poco y dedicar tiempo para uno mismo. Cocinar puede servir para relajarnos, olvidarnos por un instante de los problemas, conectar con la comida, practicar mindfulness y todas esas cosas que están ahora tan de moda.
Acto social
Cocinar, al igual que comer, no deja de ser un acto social. Si la anterior propuesta de cocinar en solitario no te agrada, cocinar con amigos o en familia también es una buena idea. Además, involucrar a los más pequeños en la cocina es una forma exquisita, tanto de estrechar lazos, como de educar.
Buenos procesados VS Malos procesados
La falta de tiempo es una realidad que no podemos ignorar. Ojalá pudiésemos vivir al margen de los relojes, pero si queremos ser personas socialmente viables, no podemos hacerlo. Llegados a este punto, comentábamos antes que el verdadero problema no reside en la falta de tiempo o la falta de habilidades, sino en el tipo de productos que escogemos para suplir esas carencias. Veamos, pues, algunos ejemplos de buenos procesados que, aunque no son comparables a los frescos, nos pueden sacar de un apuro:
- Legumbres de bote cocidas (garbanzos, lentejas, judías, etc.). Con ellas se pueden preparar también recetas fabulosas, como estas 10 recetas rápidas con un bote de garbanzos.
- Verduras ultracongeladas (brécol, coliflor, etc.) u hortalizas en bote cocidas (zanahorias, patatas, alcachofas, etc.)
- Atún al natural
Otros trucos que te pueden resultar útiles son:
El congelador es nuestro aliado: cocinar grandes cantidades cuando tenemos tiempo y congelarlas, puede ser una buena idea si estamos más apurados durante la semana. Es muy útil congelar los platos en raciones de consumo, para solo descongelar aquello que se vaya a consumir.
La falta de planificación una de las principales causas que nos dificulta seguir una dieta saludable. Llegar a las tres y media de la tarde a casa con un hambre atroz y no tener nada listo para comer se traduce, en la mayoría de los casos, en hacerse un bocadillo de embutido (en el mejor de los casos) o calentarse una pizza. La planificación será tu mejor arma para combatir de este tipo de situaciones. Ahí van algunas ideas:
- Cocina dos raciones de tu guarnición y utilízala también al día siguiente para acompañar otro plato.
- Emplea unas horas del fin de semana o del lunes para cocinar varias recetas simultáneamente. Así, tendrás varias comidas y cenas para la semana ya listas.
En conclusión, las comidas precocinadas y otros productos similares son parte importante, por desgracia, de la dieta occidental. Las intervenciones dirigidas a aprender a cocinar se presentan como una estrategia muy interesante para promover una alimentación más saludable.
Referencias
- Eroski consumer. Disponible en: http://www.consumer.es/seguridad-alimentaria/sociedad-y-consumo/2016/02/17/223347.php
- Saba A, Messina F, Turrini Aet al. (2008). Older people and convenience in meal preparation: a European study on understanding their perception towards vegetable soup preparation. Int J Consum Stud 32, 147–156.
- Ready-meal consumption: associations with weight status and cooking skills. Disponible en: https://www.cambridge.org/core/journals/public-health-nutrition/article/readymeal-consumption-associations-with-weight-status-and-cooking-skills/A6CB7B703AC51F95976CD1E07965ECC8
- Smith KJ, McNaughton SA, Gall SLet al. (2009). Takeaway food consumption and its associations with diet quality and abdominal obesity: a cross-sectional study of young adults. Int J Behav Nutr Phys Act 6, 29.
- Bezerra IN & Sichieri R (2009). Eating out of home and obesity: a Brazilian nationwide survey.Public Health Nutr 12, 2037–2043.
- Duffey KJ, Gordon-Larsen P, Steffen LM et al. (2009). Regular consumption from fast food establishments relative to other restaurants is differentially associated with metabolic outcomes in young adults.J Nutr 139, 2113–2118.
- Rosenheck R (2008). Fast food consumption and increased caloric intake: a systematic review of a trajectory towards weight gain and obesity risk.Obes Rev9, 535–547.
- Jeffery RW, Baxter J, McGuire Met al. (2006). Are fast food restaurants an environmental risk factor for obesity? Int J Behav Nutr Phys Act3,2.
- Jeffery RW & French SA (1998). Epidemic obesity in the United States: are fast foods and television viewing contributing?Am J Public Health88, 277–280.
- Dave JM, An LC, Jeffery RWet al. (2009). Relationship of attitudes toward fast food and frequency of fast-food intake in adults. Obesity (Silver Spring) 17, 1164–1170.
- Public perceptions of cooking and the implications for cooking behaviour in the USA. Disponible en: https://www.researchgate.net/publication/291517704_Public_perceptions_of_cooking_and_the_implications_for_cooking_behaviour_in_the_USA
Alejandra Piñeiro Costas
Aitana dice
Estoy de acuerdo con todo lo que decís en el artículo.
Antes yo era una de esas personas que llegaba a casa y comía lo que encontraba en el frigo de platos precocinados y congelados.
Después de tener a mi hija, tomé la decisión de cuidar más mi alimentación y la de mi familia y para animarme a cocinar, me compré un robot de cocina y la verdad es que funcionó.
Sigo sin ser muy cocinillas pero tomamos más verduras en puré y cremas y sobre todo utilizo la vaporera para cocinar pescados al vapor con guarnición.
Es importante cuidarse y enseñar a nuestros hijos a comer sano sin tener que ser aburrido.