En el siglo XX se produjo un avance sanitario que contribuyó a un importantísimo descenso de la mortalidad global (figura 1). En los años 40, un descubrimiento casual nos llevó a poder incorporar a la medicina los antibióticos. Antes de esto, no era extraño perder la vida a causa de una infección y, pese a que se habían mejorado bastante las medidas higiénico-sanitarias, la mortalidad era muy alta por esta causa. A partir de este momento, las enfermedades infecciosas pasaron a un segundo plano y eran más fáciles de combatir, gracias al gran desarrollo de la industria farmacéutica y la aparición de nuevos antibióticos.
Sin embargo, en los últimos años, se ha observado como los antibióticos de antaño que funcionaban perfectamente, dejan de tener el efecto deseado en la población, haciendo más difícil combatir a las infecciones.
Tras numerosos estudios, se llegó a la conclusión de que se estaba produciendo una resistencia a los antibióticos, es decir, las bacterias a las que debemos combatir habían evolucionado a formas capaces de resistir a la acción de los antibióticos. Esto se debe a una sobreexposición, es decir, a que estas bacterias han estado demasiado en contacto con los antibióticos y, aquellas a las que no se consigue exterminar (normalmente por una mala toma del medicamento), pueden ser capaces de desarrollar mecanismos de resistencia a los mismos (1).
De esta forma los antibióticos conocidos quedan obsoletos e inútiles, provocando una grave preocupación mundial, tanto a nivel sanitario como económico (2). Esta resistencia a los antibióticos no se produce de un día para otro, sino que se debe a una larga sobreexposición a estos medicamentos. Durante muchos años se ha estado medicando en exceso a la población con este tipo de fármacos.
Pero lo más alarmante de la sobreexposición a los antibióticos de la población española no está en la atención hospitalaria, sino en la atención primaria, donde se consumen el 90% de los antibióticos (4), existiendo un consumo por encima de la media europea en cefalosporinas (como la cefuroxima), y las quinolonas (como el levofloxacino) (5).
Todo este mal uso de los antibióticos ha llevado a crear una gran resistencia a los antibióticos en nuestro país, que se observa por el aumento del consumo de antibiótico con ácido clavulánico (inhibidor de betalactamasas) que sin él (figura 2).
El ácido clavulánico, a diferencia de lo que piensa la población general, no es un antibiótico. Se trata un compuesto capaz de evitar la resistencia que han desarrollado algunos microorganismos a ciertos antibióticos. El aumento del consumo de este tipo de fármaco pone en evidencia que en la actualidad existe una gran resistencia a los antibióticos que utilizamos comúnmente (6).
¿Cómo afecta el mal uso de los antibióticos a nuestra alimentación?
La flora intestinal consiste en el conjunto de bacterias que viven en nuestro intestino. Pese a que pensemos que todas las bacterias son perjudiciales, no es el caso de las que se encuentran en nuestro organismo como la flora intestinal. Al contrario, son fundamentales para muchas funciones digestivas:
- Gracias a ellas conseguimos evitar la invasión de los posibles gérmenes que se encuentran en los alimentos.
- Son fundamentales para la correcta digestión de los alimentos y la correcta absorción de nutrientes
- Promueven los movimientos intestinales, ayudando a evitar el estreñimiento.
- Protegen nuestro hígado de sustancias nocivas para él.
- Son claves para una correcta absorción del calcio.
Estas funciones, entre otras muchas, de la flora intestinal hacen que vivamos en simbiosis con este tipo de bacterias. Cuando tomamos un antibiótico, este no distingue entre bacterias propia de las invasoras, y mata a todas ellas a las que es capaz de combatir, entre las que se encuentran la flora intestinal. Al tomar antibióticos, exterminamos gran parte de estos microorganismos que viven en nuestro intestino, pudiendo producirse diarreas cuando estamos con este tipo de tratamiento. Aunque la digestión se puede ver afectada, es más positivo eliminar la infección, ya que al finalizar el tratamiento la flora intestinal se regenera, volviendo a ser tal y como era antes de la toma de antibióticos.
Sin embargo, se está observando que el abuso de este tipo de medicación, produce a largo plazo cambios en las poblaciones bacterianas, modificando su funcionalidad y pudiendo afectar significativamente a la digestión de los alimentos. (7)
¿Cómo ayudar a mantener una buena flora intestinal?
Para mantener una correcta salud intestinal, conviene mantener una alimentación variada y equilibrada, tal y como postulamos siempre. Pero como hemos visto, puede haber situaciones en las que nuestra flora intestinal se vea perjudicada. Para ayudar a regenerarla se recomienda tomar prebióticos y probióticos.
Los prebióticos son ingredientes alimentarios que estimulan el crecimiento y la actividad bacteriana en el intestino. Los alimentos que contienen prebióticos son aquellos ricos en:
- Lactulosa
- Oligosacáridos, que los encontramos en altas concentraciones en alcachofas, ajos, espárragos, achicoria, cebolla y soja
- Polisacáridos, que se encuentran en altas concentraciones en la achicoria.
- Almidones resistentes, que los podemos encontrar tanto en el plátano, la patata o el maíz.
Los probióticos son alimentos que contienen microorganismos vivos con efecto beneficioso para el intestino. Aunque también se conoce como probióticos a aquellos complementos alimentarios que contienen microorganismos con las mismas cualidades que los anteriores. Los alimentos probióticos más conocidos son los yogures y distintos tipos de lácteos fermentados como el queso o la cuajada.
Distintos estudios han mostrado los efectos positivos que tiene la ingesta de prebióticos sobre el mantenimiento de una flora intestinal adecuada, o incluso para regenerarla tras la toma de antibióticos. Por lo tanto, lo más recomendable es que, durante y tras un tratamiento con este tipo de medicamento, se combinen alimentos prebióticos y probioticos en la alimentación para conseguir restaurar correctamente la flora intestinal.
¿Cómo combatir la resistencia a los antibióticos?
Dada la gravedad de la situación, se ha establecido un plan de actuación multidisciplinar a nivel europeo para combatir la resistencia a los antibióticos (8), mediante una serie de pautas que deben adoptar los distintos Estados miembros a nivel nacional.
En España se adoptaron estas directrices, creando un plan centrado en seis áreas de actuación, vigilancia, control, prevención, investigación, comunicación y formación (9). Estas áreas engloban no solo a la población general, sino también a profesionales sanitarios, ganaderos, etc.
En este plan se pusieron en marcha numerosas campañas de concienciación, creando incluso el día europeo para el uso prudente de los antibióticos. En ellas se ofrecen pautas a la población sobre el correcto uso de estos medicamentos (10). De estas campañas de concienciación podemos extraer 5 ideas claves:
- Los antibióticos solo son eficaces para combatir infecciones bacterianas. No están indicados para virus como los causantes del resfriado o la gripe.
- Completa la dosis que se le ha pautado. Normalmente, los síntomas desaparecen días antes de acabar la toma del medicamento, sin embargo, es fundamental acabar de tomarlo durante el periodo estipulado por el médico.
- Si sobra antibiótico tras el tratamiento, no debe guardarlo. Deberá desechar el medicamento que sobre en el punto SIGRE de la farmacia.
- Evita automedicarte con antibióticos. Solo deben tomarse por prescripción médica y siguiendo el tratamiento marcado.
- Pida siempre consejo a su médico y/o farmacéutico antes de tomar antibióticos.
Bibliografía
- (2009). The bacterial challenge : time to react. Reproduction (Vol. 6 July 201). https://doi.org/10.2900/2518
- http://www.who.int/mediacentre/factsheets/fs194/es/
- European Centre for Disease Prevention and Control. (2013). Point prevalence survey of healthcare associated infections and antimicrobial use in European acute care hospitals. Stockholm: ECDC
- Palop Larrea V, Melchor Penella A, Martínez Mir I. Re flexiones sobre la utilización de antibióticos en atención primaria. Aten Primaria. 2003 Jun 15;32(1):42-7
- OECD (2013). Health at a Glance 2013: OECD Indicators, OECD Publishing. Disponible en Internet en: http://www.oecd.org/health/health-systems/health-at-a-glance.htm
- (2009). Uso de antibióticos en España, 1–9. Retrieved from http://www.aemps.gob.es/medicamentosUsoHumano/observatorio/docs/antibioticos.pdf
- Jernberg, C., Lofmark, S., Edlund, C., & Jansson, J. K. (2007). Long-term ecological impacts of antibiotic administration on the human intestinal microbiota. J., 1(1751–7362 (Print)), 56–66. https://doi.org/10.1038/ismej.2007.3
- OECD (2013). Health at a Glance 2013: OECD Indicators, OECD Publishing. Disponible en Internet en: htt p://www.oecd.org/health/health-systems/health-at-a-glance.htm
- Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios. (2014). Plan estratégico y de acción para reducir el riesgo de selección y diseminación de resistencias a los antibióticos. Plan Nacional Resistencia Antibióticos, 34. Retrieved from http://www.aemps.gob.es/publicaciones/publica/plan-estrategico-antibioticos/home.htm
- Consejo general de los colegios oficiales de farmacéuticos. (2008). Día Europeo para el uso prudente de los Antibióticos, 1–3. Retrieved from http://www.cofpo.org/tl_files/csanitarias/20081118 Uso Prudente Antibioticos/20080928 Informe Dia Europeo para el Uso Prudente de los Antibioticos.pdf
Deja una respuesta